¿Por qué tropezamos (a veces) con la misma piedra?
¿Te has preguntado alguna vez por qué, a pesar de tus esfuerzos por encontrar una relación diferente, terminas sintiéndote atrapada en dinámicas que te suenan familiares? No estás sola. La tendencia a elegir parejas con estilos similares, a veces replicando patrones de relaciones pasadas o incluso de nuestra infancia, es un fenómeno psicológico complejo y profundamente arraigado.
Me decía una clienta hace unos días: ¿por qué me encuentro con el mismo tipo de persona una y otra vez? A lo que respondí, “¡al menos te vas dando cuenta cada vez más rápido!“. A medida que sanas, sales antes. Hasta que llegue el momento en donde ya no atraigas ese tipo de relación.
Una de las explicaciones principales reside en la familiaridad. Lo que nos resulta conocido, aunque no haya sido completamente satisfactorio, se siente seguro. Nuestro cerebro tiende a gravitar hacia lo que le es familiar, incluso si esa familiaridad está asociada a dolor o frustración. Es como un camino trillado: aunque sepamos que no nos lleva al destino deseado, es el camino que conocemos.
Los patrones de apego desarrollados en la infancia juegan un papel crucial. Si crecimos en un entorno donde el afecto era inconsistente, la comunicación conflictiva o las necesidades emocionales no se satisfacían, es posible que inconscientemente busquemos parejas o relaciones que recreen esas dinámicas. Para algunas personas, la intensidad emocional, incluso si es negativa, puede sentirse como “amor” si es lo que experimentaron en sus primeros años.
Además, las necesidades no resueltas de relaciones anteriores pueden impulsarnos a buscar inconscientemente parejas que nos den la oportunidad de “resolver” esos conflictos o de obtener la validación que nos faltó. Sin embargo, este intento de sanación a menudo se traduce en la repetición de los mismos problemas.
La baja autoestima también puede ser un factor importante. Si no nos sentimos merecedoras de una relación sana y equilibrada, es más probable que nos conformemos con parejas que reflejen esa baja valoración de nosotras mismos. Podemos sentirnos cómodas con el maltrato o la negligencia si, en el fondo, creemos que es lo que merecemos.
La atracción inicial a menudo se basa en aspectos superficiales o en una química intensa que puede enmascarar problemas subyacentes. Nos sentimos atraídas por ciertas características que nos recuerdan a personas importantes de nuestro pasado, sin necesariamente evaluar si esa persona es compatible a largo plazo o emocionalmente sana.
Romper este ciclo requiere autoconciencia y un profundo trabajo personal. Implica identificar nuestros patrones, comprender su origen y desafiar nuestras creencias limitantes sobre las relaciones. La terapia puede ser una herramienta invaluable en este proceso, ayudándonos a tomar conciencia de nuestras dinámicas inconscientes y a desarrollar estrategias para elegir parejas de manera más consciente y saludable.
La repetición de patrones en la elección de pareja no es una condena. Con comprensión y esfuerzo, podemos aprender a reconocer nuestras tendencias, sanar heridas pasadas y abrirnos a la posibilidad de construir relaciones más satisfactorias y nutritivas. La clave está en dejar de tropezar con la misma piedra y empezar a construir un camino diferente hacia el amor.
¡Próximamente un reto sobre relaciones que no te podrás perder! Mantente atenta a través de mi perfil o mi web: paulacabalen.com
¡Buen fin de semana!