Mayrelia Vidal y Susana Valdés, madres de niños diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista (TEA), fundaron Mamitas Azules, una red de apoyo virtual conformado por madres y padres, que busca mejorar la calidad de vida de sus niños, adolescentes y familias que conviven con esta condición neurológica, la cual afecta la conducta, el lenguaje y la interacción social.

De izq a der: Susana Valdés y Mayrelia Vidal, fundadoras de Mamitas Azules. Foto: Cortesía.
Creada en abril de 2023 como un grupo de WhatsApp con 100 mamás, esta comunidad surgió ante la necesidad de contar con un espacio seguro donde las familias pudieran expresarse libremente —sin tabúes ni miedo a ser juzgadas— sobre los retos y experiencias que implica criar a un hijo con TEA.
Ante esta realidad, las fundadoras comenzaron a organizar encuentros, diseñados para fortalecer el vínculo entre madres e hijos a través de experiencias compartidas, recreativas y educativas.
No solicitan apoyo económico, sino donaciones de materiales didácticos que permitan llevar a cabo sus actividades. Buscan la participación de la empresa privada, el gobierno central y la sociedad civil.
Dentro de Mamitas Azules, Vidal se enfoca en el área social, mientras que Valdés lidera iniciativas relacionadas con la alimentación saludable. También dispone del respaldo de un equipo de más de 400 padres de familia comprometidos con la causa.
“Como madre de un niño dentro del espectro autista, he visto cómo la sociedad tiende a aislarlos y a limitar sus oportunidades de disfrutar distintas actividades. Muchas veces, el juicio constante sobre su comportamiento hace que las madres eviten sacarlos en público”, explicó Mayrelia Vidal, directora de Mamitas Azules de Panamá en entrevista con ELLAS.
La red acoge a niños de todas las edades, aunque la mayoría tiene entre tres y 13 años de diversas regiones del país, incluyendo Panamá Centro, Panamá Oeste, Colón, Santiago y Chitré.

Mamitas Azules en una actividad recreativa en Atlapa. Foto: Cortesía.
A través de su campaña #YoConcientizo, han realizado charlas de sensibilización a instituciones públicas, privadas y centros educativos, con el fin de construir una sociedad más empática, informada e inclusiva.
El apoyo entre madres y padres
De acuerdo con la directora, recibir el diagnóstico de TEA representa uno de los mayores desafíos emocionales para los padres. Este proceso suele desencadenar un duelo, al entender que su hijo será distinto a como lo habían soñado.
En su caso, su único hijo, Jheremy, fue diagnosticado con autismo nivel tres a los dos años y medio. Desde entonces, Mayrelia entendió que no debía preguntarse ‘por qué’, sino enfocarse en el ‘para qué’. Comprendió que ese bebé, que hoy tiene siete años, había llegado a su vida con una misión.

Madres en una capacitación. Foto: Cortesía.
“Nos entregan el diagnóstico, pero no nos enseñan qué hacer después. Al ver esa falta de orientación, decidí buscar la manera de apoyar a otras familias. El autismo es como una marea, no se sabe cuándo estará baja o alta. Si una madre no tiene las herramientas para identificar, por ejemplo, una crisis epiléptica, necesitamos brindarle ese conocimiento para que pueda ayudar a su hijo y darle los primeros auxilios a tiempo”, afirmó la tía May, como cariñosamente la llaman los menores de Mamitas Azules.
“No puedo cambiar el estatus de vida de las personas, pero sí puedo ayudarlas a adquirir conocimiento y a recordarles que no se trata de compararse, sino de apoyarnos mutuamente, porque este es un proceso continuo”, sostuvo.
A través de sus redes sociales (@mamitasazulespty), comparten contenido con el apoyo de profesionales especializados, quienes brindan orientación sobre temas como alimentación, primeros auxilios, conversatorios y talleres enfocados en el desarrollo de capacidades y habilidades en los niños.

Familias disfrutando junto a sus hijos en el Parque Omar. Foto: Cortesía.
Cada dos meses, el grupo se reúne en un espacio recreativo, donde los niños participan en sesiones de terapia ocupacional con certificación en integración sensorial. Estas actividades, que incluyen el uso de distintas texturas y estímulos sensoriales, están diseñadas para ayudar al pequeño a regular sus emociones, especialmente durante episodios de crisis.
“Varias familias no pueden pagar esta terapia, por eso buscamos un espacio para su bienestar, donde ellos reciben estos talleres y, al mismo tiempo, las madres puedan compartir y disfrutar de un momento social en el mismo lugar”, dijo.

Los niños de Mamitas Azules pintando con témpera. Foto: Cortesía.
También organizan jornadas de recolección y entrega de útiles escolares, facilitado el acceso a citas médicas en el sector privado con el apoyo de especialistas, y establecido alianzas con centros de terapia y fundaciones para asegurar a las familias un abordaje terapéutico.
Un censo sobre autismo a nivel nacional
En Panamá no existen estadísticas sobre el número de personas con autismo, pero se conoce que uno de cada 100 niños tiene autismo a nivel global, según la Organización Mundial de la Salud.
Para May, el aumento de diagnósticos de esta condición neurológica es motivo de gran preocupación. A la Asamblea Nacional le ha solicitado la aprobación de la ley que garantice el abordaje integral del autismo, la cual ha sido vetada por segunda vez. Igualmente, subraya la importancia de llevar a cabo un censo específico sobre el TEA.
“Invito al gobierno a investigar, a invertir en investigación, para entender por qué se están dando tantos diagnósticos dentro del espectro autista, así como en casos de déficit de atención. En el último censo solo se abordó la discapacidad en términos generales, pero necesitamos que el autismo sea visibilizado y tratado como una prioridad”, puntualizó.